martes, 28 de febrero de 2012

El crédito del pasado.





Vivir del pasado no sirve en deporte ¿o si?

Vaya por delante que no deseo nunca la destitución de nadie de su puesto de trabajo, y mucho menos la de un colega si de baloncesto se refiere. Todas ellas son injustas, pero que todos no son medidos por el mismo rasero es una obviedad como un templo, y que a todos no se le da el mismo crédito también. Y en nuestra liga, actualmente hay algún claro ejemplo de ello.

Hay jugadores que son intocables por su trayectoria y por sus prestaciones en su club de siempre, y también entrenadores que aprovecharon la oportunidad que les brindo el pasado explotan de sobremanera los éxitos del pasado; y aunque en el deporte no se vive del pasado, sí que es cierto que en según qué casos ese pasado les sirve para tener trabajo en tiempos de crisis.

Jose Vicente Hernández Fernandez nos hizo campeones del mundo, y además jugando como de maravilla y superando a los rivales con una claridad pasmosa que será difícil de igualar. Muy bien, felicidades por ello y gracias por todas las emociones aportadas a todos los españoles.



En el caso de su estancia en el club de toda su vida, pues algo parecido: unos buenos años y grandes resultados en algunas de aquellas temporadas.

Pero ahora, en Estudiantes está viviendo de las rentas, porque sino, díganme a que entrenador de cualquier liga del mundo, con un cierto nivel, se le permite cambiar hasta tres veces a uno de sus extracomunitarios, se le fichan jugadores nacionales contrastados (en un club que se supone apuesta por la cantera) y de cierta edad como Rodrigo de la Fuente y Carlos Jiménez, amaga con marcharse para que le lloren que no se marche y que se sienta nuevamente “el salvador”, y finalmente se atreve a decir que el equipo (“su equipo”) necesita “un cambio de cara y actitud”.

Si cualquier otro entrenador se le pasa por la cabeza decir eso y encima lo dice, lo coge su presidente o director deportivo y lo ponen de patitas en la calle, precisamente para cambiarle la cara y la actitud a su equipo con otro entrenador.
Lo que ocurre cuando se le da demasiado poder a alguien y después no sale bien lo que todos creían, es que no sabes cómo echarlo o decirle: “mira, amigo mío, gracias por el intento, pero necesitamos otra cosa diferente a lo que tú nos estas dando”.
Imagino no sabrán cómo darle las gracias el director deportivo de su equipo y a la vez quedar bien con él.

Y la gracia es que desde que salió del Estudiantes, ha estado dando vueltecitas alrededor del inquilino de turno, deseando que las cosas fueran regular, para postularse en el cargo. Finalmente cada uno acaba en su sitio, y creo este caso no será diferente.

Por otro lado, el club en cuestión deberá purgar sus propios errores y andarán acordándose de los entrenadores que han decidido prescindir en un pasado no muy lejano.

Eran entrenadores que ellos creían no aportaban lo que necesitaban (“¡pues anda que si es esto lo necesitaban!”) o no terminaban de encajar en su planteamiento después de sacarles de situaciones comprometidas (pues no olvidemos que en las últimas campañas , salvo una o dos, se ha estado más cerca del descenso que de los play off). ¿Y ahora que tampoco funciona el equipo con el que todos en el club (o debería decir la “secta”) querían? ¿Ahora qué? Porque ahora las opciones del mercado son muy limitadas.

Desde luego, si algún momento es apropiado para ser fieles a su filosofía, este es el momento de serlo; que limpien el banquillo y a su vez le cambian “la cara al equipo”, y que dejen en el cargo al bueno de Alberto Lorenzo (al cual no conozco, pero tengo tres buenos amigos que me han hablado bien de él, y además es de la secta, perdón, del club. Con él, el cambio no sería demasiado drástico y si sale bien, pues otro buen entrenador que pueden presumir de haber sacado de la casa.

Pero lo difícil es hacer autocrítica, pues los que mandan llevan años tomando decisiones y si alguna ha sido acertada, al año siguiente se la han cargado con alguna cagada. ¡Qué bueno es estar siempre en la sombra y bien protegido por los que mandan!

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