Hace unos días, un buen amigo me decía: "¡no se si preguntarte por baloncesto, porque acabas de mal humor cada vez que lo hago!".
Esto me ha hecho pensar y reflexionar, porque sí que es cierto que es como una espinita clavada que tengo, un resquemor por no haber podido seguir haciendo lo que más me gusta y apasiona, una frustración por no haber podido trasmitir y ayudar mejorar a más equipos,... pero de ahí a trasmitir sensación de enfado y crispación, pues no me gustaría.
He tratado de sacar todo lo bueno que me aportó el basket, lo sigo con la misma ilusión (aunque no con la misma dedicación ni el mismo tiempo que antes le rendía) e incluso lo sigo estudiando y analizando por si algún día surgiera un milagro.
En ese análisis, está claro que he realizado una gran autocrítica, y se donde me pude equivocar, donde tendría que haber tenido más paciencia y qué cambiaría si volviera a vivir esas o parecidas situaciones, pero por desgracia, las cosas solo pasan una vez, y el tren solo pasa una vez por esas estaciones. Lamentablemente no son trenes de ida y vuelta.
Podría comentar mucho sobre las enseñanzas recibidas, desde los errores y desde los aciertos (que también los hubo), pero no es el objeto de mi reflexión. Solo quería dejar claro, para todos aquellos que como a mi "Gran amigo Pedro", me haya notado alguna vez, ligeramente dolido o frustrado por el deporte que tanto he amado, que sepa no es así, que se equivoca o que tal vez yo no he aprendido a hablar todavía de él desde la distancia, y con la perspectiva suficiente como para trasmitir lo que es para mi.