lunes, 19 de septiembre de 2011

Tiempo de recuerdo y nostalgia.



Cuenca ayer y hoy: Siempre.

Se dice que “las segundas partes nunca son buenas” o que “allí donde fuiste muy feliz no debes volver”; pues bien, ambas frases tienen su parte de razón, pero no creo se deban llevar a rajatabla y creer ciegamente en ellas.

Esto lo he podido comprobar este pasado fin de semana visitando una maravillosa ciudad que debería conocer todo el mundo que tenga curiosidad e inquietud por el turismo, la cultura y las tradiciones.
La ciudad en cuestión no es otra que Cuenca, pues tiene mucha cultura, historia, tradiciones bien arraigadas, un maravilloso nivel de vida, unos monumentos arquitectónicos que si de día son preciosos, de noche lo son mucho más, y sobre todo tiene una gente que es encantadora, entrañable, amigable, integradora… (Se me acaban los calificativos que se les podrían poner).

Con motivo de un partido de baloncesto entre chavales de un colegio de Madrid (donde su gente es fenomenal) contra el Club de la ciudad en cuestión, decidí desplazarme hasta allí pues la mezcla de alicientes y las ganas de disfrutar de buena compañía, gran gastronomía y la inminente fiesta de San Mateo ofrecían la posibilidad de pasar un día inolvidable.