lunes, 19 de septiembre de 2011

Tiempo de recuerdo y nostalgia.



Cuenca ayer y hoy: Siempre.

Se dice que “las segundas partes nunca son buenas” o que “allí donde fuiste muy feliz no debes volver”; pues bien, ambas frases tienen su parte de razón, pero no creo se deban llevar a rajatabla y creer ciegamente en ellas.

Esto lo he podido comprobar este pasado fin de semana visitando una maravillosa ciudad que debería conocer todo el mundo que tenga curiosidad e inquietud por el turismo, la cultura y las tradiciones.
La ciudad en cuestión no es otra que Cuenca, pues tiene mucha cultura, historia, tradiciones bien arraigadas, un maravilloso nivel de vida, unos monumentos arquitectónicos que si de día son preciosos, de noche lo son mucho más, y sobre todo tiene una gente que es encantadora, entrañable, amigable, integradora… (Se me acaban los calificativos que se les podrían poner).

Con motivo de un partido de baloncesto entre chavales de un colegio de Madrid (donde su gente es fenomenal) contra el Club de la ciudad en cuestión, decidí desplazarme hasta allí pues la mezcla de alicientes y las ganas de disfrutar de buena compañía, gran gastronomía y la inminente fiesta de San Mateo ofrecían la posibilidad de pasar un día inolvidable.



Allí fui muy feliz (concretamente entre los años 95 al 98), allí deje amigos que siguen siéndolo y allí los volví a encontrar, tan cojonudos como siempre. Ellos acogieron con los brazos abiertos a la gente de Madrid (muy diferente a ellos por las circunstancias que les rodean), pero seguro que les hicieron sentir como en casa. Se organizo una buena comida donde la calidad de los productos y el buen ambiente hacen que no faltara una sonrisa constante y nadie quedara insatisfecho, ya no solo de la comida, de los cafés y copas posteriores y mucho menos de los buenos recuerdos que dejan esas jornadas.

Feliz fui y feliz volví a ser, aunque siempre que voy para allá me acompaña un gusanillo en el estomago, y me acompaña porque es mucho lo que representa seguir manteniendo el listón muy alto. No se porque me preocupo si cada vez que regreso allí supera con creces las buenas sensaciones de la vez anterior (siempre que dejo la ciudad marcho triste y nostálgico por tener que salir de allí).

No se entonces porque no hay que volver allí donde fuiste feliz, tal vez la única explicación sea el miedo a no pasarlo tan bien como las veces anteriores y emborronar lo que inicialmente fue casi perfecto.

Tampoco se porque las segundas partes nunca son buenas. Imagino se refiere esta frase a los casos en los que uno trata de hacer lo mismo que hizo en su primera vez (bien sea una película, un trabajo, una relación,…).

Pero en ambos casos queda excluida la opción que a AMIGOS se refiere, pues si estos son amigos de verdad, queda demostrado que nunca se debe evitar la segunda, tercera, cuarta… vez de algo.

Esos amigos siempre están ahí, y en el caso de Cuenca y los que allí se encuentran, una vez mas demostraron ser fenomenales pues volvieron a demostrar la gran calidad humana que atesoran (y sino que se lo pregunten a la gente del colegio de Madrid).

Por ultimo, agradecer a todos los que me volvieron a recibir con los brazos abiertos (perdón a los que organizaron el evento, pero prefiero no personificar ni destacar a ninguno, aunque el cuerpo me lo pida) y me volvieron hacer sentir muy feliz y afortunado de tenerlos como amigos. También acordarme de la gente de Madrid, que se comporto de una manera exquisita y disfrutaron de todo lo que les rodeaba (sin su bienestar, no hubiera sido lo mismo el día).

Por favor, no dejen de ir a ver y conocer Cuenca, pues con amigos o sin ellos, es una ciudad que trasmite paz, tranquilidad y muchas ganas de vivir.

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