sábado, 5 de noviembre de 2011

Reinventarse como camino a la felicidad.

Sobre un artículo.



Ayer, navegando en algo de aburrimiento, en una de esas sesiones obligatorias e innecesarias que se deben hacer dentro del trabajo para la administración (lo que en el mundo de la enseñanza se llama “una exclusiva”), me encontré con un blog de un buen amigo (Don Fermín Cañizares López) donde escribe un articulo dedicado al baloncesto y que titula: “Cómo trabajar cuando no hay objetivos” (dedicado a la motivación de los jugadores de un equipo cuando los logros fijados a comienzo de una temporada ya son inalcanzables).

Y este titulo, me dio la idea de reflexionar sobre cosas que nos ocurren en la vida y que a veces nos toca reubicar en nuestras mentes y planteamientos de vida; o lo que es lo mismo “¿Por qué luchar cuando los objetivos cambian?”.

Esto es, si las metas que nos fijamos (ya sea a nivel profesional, personal, social, laboral,…) son muy altas, y a un cierto nivel, las llegamos a conseguir (o no) con mayor o menor edad (o por el contrario las ves imposibles), después de ocurrir esto, todo lo que nos ocurre nos parece vacío y que no nos llega a llenar todo lo que querríamos. Es en ese caso donde surgen las interrogantes que plantea el bueno de Fermín en su artículo antes mencionado.



¿Que nos puede llegar a llenar de satisfacción si las metas más inmediatas han cambiado de foco y de orden de prioridades? En el caso de los deportistas es más o menos fácil (visto desde fuera), pues, o te fijas pequeñas metas personales que te hagan mejorar tu rendimiento individual o te dejas llevar hasta el final de la campaña en cuestión. Pero ¿y en el plano laboral-personal? Aquí nadie se puede dejar llevar porque no va a estar el resto de su vida a la deriva esperando que esta acabe (¡¡vaya error y que tristeza si dejas que eso ocurra!!). Tal vez sea la primera opción del caso de los deportistas anteriormente comentados, la que haya que seguir para poder encontrar el rumbo hacia esas nuevas mentas, ¿pero cuales son?

Es realmente difícil hallar objetivos personales que sirvan de timón en la vida cuando todo ha cambiado y lo que antes te llenaba de orgullo y placeres intrínsicos a lo que hacías ahora ha dejado de hacerlo. Es esa reubicación de prioridades, el lugar para desarrollarlas, los nuevos condicionantes y las circunstancias de la vida los que hacen muy difíciles de encontrar esas nuevas metas que orienten el rumbo de la “nueva vida”.

Toca reinventarse, hallar motivaciones en cosas que antes pasaban desapercibidas en el quehacer diario, disfrutar de pequeños detalles del día a día, ilusionarse con las cosas que te va dando la vida y que no aprecias, aventurarse a hacer cosas nuevas hasta ese momento de vacío,… Y todo esto no es fácil, porque es como empezar a vivir con un nuevo “destino” que ahora debe llevarte hacia nuevas miras. Pues en la medida que aprendas a vivir esa nueva vida, serás más o menos feliz. Y por tu bien y el de los que te rodean, más vale que trates de conseguir un alto grado de felicidad. ¡De tú FELICIDAD!

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