martes, 8 de mayo de 2012

PURGANDO LOS PECADOS.

TOCA MIRARSE EL OMBLIGO. He de decir que del lugar que yo vengo, un lugar pequeño en el que se valoran los equipos que destilan romanticismo y valores, pues equipos como el Estudiantes caen bien e incluso podría decir que tienen muchos y grande simpatizantes.

Esta visión de club de barrio o de colegio (como a ellos les gusta definirse) es tenida en cuenta por todos aquellos que no conocemos las realidades que rodean a cada uno de los clubes, pues nos solemos creer lo que nos venden por la prensa y por tanto puede que a veces estemos un poco alejados de la realidad y no sepamos de la “misa la media”. 

Cuento todo esto porque hasta mi llegada a la capital, yo era el primero en tener esta visión de Estudiantes. Conforme fui conociendo peculiaridades del mítico club del Ramiro me fui desencantando un poco, pues valores como la humildad, el trabajo y las buenas relaciones no son precisamente los que pueden predicar de tener por bandera.




Una cosa es predicar, y otra muy diferente predicar con el ejemplo. Digo esto porque he podido ver, vivir y comprobar en mis propias carnes cómo de altivos, prepotentes y maleducados se muestran muchos (NO TODOS) de sus directivos, entrenadores y responsables de cantera.

Desde padres (que ejercen como entrenadores) de equipos de formación, que dan una imagen lamentable y solo dan malos ejemplos a sus chavales (hijos algunos de ellos); responsables de cantera que desprecian a chavales que van con toda su ilusión a operaciones altura desde cientos de kilómetros; otros directivos metidos a entendidos en fichajes; entrenadores de la vieja guardia que viven muy bien en la sombra haciendo horas de tecnificación y no quieren pisar la arena por no perder calidad de vida que tienen ganada con sus años en el club; y sobre todo “opinólogos” (que algunos de ellos tienen su propio sueldo por opinar) que lo único que hacen es molestar al pobre entrenador de cantera que trata de hacer lo mejor posible con su grupito de chavales.

Atrás quedaron las buenas intenciones de sacar gente de la cantera; y si con esa intención volvieron a fichar a Pepu, pues los resultados han sido nefastos, pues donde empezaron jugando algunos minutos gente como Jaime Fernández (no se puede hablar de muchos más pues Granger, Clarck y Driesen ya hace unos años que pasaron de la denominación de promesas), ha terminado por ser el primero de los palmeros.

Un equipo endeudado (según cuentan) y que años atrás despedía entrenadores porque no eran lo que ellos querían (aun teniendo contratos firmados) y no podían gastar más en algún fichaje esporádico, este año han terminado de echar la casa por la ventana para acabar de agrandar la deuda (ahora seguro que hay quien se atreve a ir de victima y sale pidiendo la ayuda de su gran masa social).

No hay más que mirar la plantilla que acaba de consolidar el descenso (y la culpa no la tiene los jugadores que al fin y al cabo vienen, trabajan y cobran como cualquier hijo de vecino): gente como Rodrigo de la Fuente y Carlos Jimenez (dos “jóvenes” apuestas de la cantera) o refuerzos estelares como Louis Bullok (que lleva un año retirado y pretenden que en 3 semanas se ponga en forma y les salve de todos los despropósitos que han ido acumulando). Estos son buenos ejemplos de un barco que andaba a la deriva hace ya tiempo y que terminó por hundirse.

Solo quería trasmitir una realidad que me he encontrado en Madrid este fin de semana. Algo que desde fuera se percibe como un grupo numeroso de aficionados que lloraban desangelados por la derrota de su equipo (y que son los que no tienen culpa de nada). Son innumerables las frases de rechazo que he oído a lo largo del fin de semana a gente de Madrid (y eso confirma que mi apreciación no es subjetiva), frases como: “les esta muy bien empleado”; “se lo merecían”; “que se lo dejen de creer de una vez”; “estos son los que iban de primer equipo de Madrid”…

Animo a los aficionados que son los que estarán ahí para ayudarles la temporada próxima en Leb y por favor, que los que mandan se miren el ombligo y aprendan de todo lo malo que han ido haciendo unos y otros. Que sepan que con sus historias y negocios encubiertos entre la fundación y el club no se puede jugar; y que este deporte del basket es para los que entienden, que dejen en manos de gente responsable el club y que metan en vereda a la gente que tienen en pedestales de papel y “prediquen con el ejemplo de una vez”.

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